Perspectiva etnometodológica (sobre delincuencia y desviación)

Original web-page: http://www.umsl.edu/~keelr/200/ethdev2.html

Robert O. Keel
Departamento de Sociología
Universidad de Missouri-St. Luis
(de, Encyclopedia of Criminology and Deviance (Enciclopedia de Criminología y Desviación), editado por Clifton Bryant, publicado por Taylor and Francis)
©2001

La etnometodología surgió como una perspectiva distintiva dentro de la sociología durante la década de 1960. Se asocia – y se confunde – con una variedad de perspectivas (sociología existencial, sociología creativa, sociología reflexiva, interaccionismo y, más recientemente, construccionismo). Específicamente, la etnometodología es parte de la tradición de la sociología fenomenológica establecida a través del trabajo de Alfred Schutz (1962). Aunque el enfoque principal de la etnometodología difiere del de la fenomenología, ambos se centran en describir el surgimiento del orden a partir de la experiencia compartida de miembros de sociedades particulares (Zimmerman y Wieder, 1970, 286-290). Este enfoque en el orden como un logro práctico de las interacciones cotidianas de los miembros de un grupo produce la perspectiva distintiva de la etnometodología sobre la desviación en comparación con las sociologías normativas (1).

En pocas palabras, la desviación en sí misma no es una preocupación para el análisis etnometodológico. La desviación, como una designación de sentido común empleada por miembros y organizaciones de la sociedad, y como una construcción sociológica, se ve como un concepto organizador que emerge en la interacción. Estas construcciones continuas producen un sentido de orden dentro del mundo de la vida cotidiana. Es en el contexto de estas construcciones interaccionales donde lo normal y lo ordinario se distinguen de lo anormal y extraño que surge el interés etnometodológico. Aquí, donde la norma se manifiesta, se puede observar y describir el trabajo interpretativo incesante de los miembros de la sociedad que produce un sentido de la realidad objetiva de la norma.

Las construcciones de la desviación se convierten en ventanas convenientes que permiten la observación y descripción de los procesos interpretativos que sostienen un sentido continuo de una realidad ordenada para los miembros de un grupo o sociedad en particular. La desviación es una realidad negociada y, a través de su negociación, los miembros producen un sentido práctico de un mundo ordenado y compartido. Esto está en marcado contraste con las sociologías tradicionales que típicamente definen la desviación como desorden, desorganización o el producto de un conflicto entre grupos diferentes, de una forma u otra, una realidad objetiva independiente de los miembros de un grupo y que los restringe.

Etnometodología y fenomenología

La sociología fenomenológica sostiene que la realidad es un fenómeno intersubjetivamente compartido y socialmente construido. Las personas actúan en función del significado que los eventos y otros tienen para ellos. Basándose en la comprensión desarrollada por Alfred Schutz (1962), la sociología fenomenológica se centra en describir la realidad subjetiva entendida como realidad por los miembros de la sociedad. Schutz sugirió que miembros = la experiencia subjetiva es una realidad compartida que se basa en un acervo común de tipificaciones de conocimiento, recetas y fórmulas para realizar tareas particulares, y comprensiones y teorías de sentido común que son compartidas por los miembros de un grupo.

A través de los procesos de socialización, estas tipificaciones y entendimientos se internalizan. En la interacción, mientras nos esforzamos por producir relatos significativos de las personas y el mundo que nos rodea, aplicamos estos conocimientos en un intento de ordenar nuestra experiencia. Al hacerlo, estos entendimientos, y los objetos a los que los adjuntamos, llegan a tener la apariencia de una realidad propia. La externalización de nuestra experiencia intersubjetiva compartida da como resultado la objetivación de las categorías de comprensión que hemos creado (Berger y Luckmann, 1967). Las explicaciones producidas interactivamente de la desviación y la normalidad, lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto; las interpretaciones de comportamientos construidos como un medio para dar sentido a situaciones concretas, se convierten en “versiones institucionalizadas de la realidad social… (operando) como controles sobre lo que experimentamos como real” (Pfohl 1994:355). El análisis fenomenológico busca describir esta realidad intersubjetiva compartida, tal como la perciben y definen los miembros de la sociedad en el curso de su vida cotidiana. Para hacer esto con precisión, los fenomenólogos colocan entre paréntesis o suspenden su propia creencia en la realidad objetiva del mundo que los rodea.

La etnometodología va más allá. Las estructuras de la “realidad objetiva” se caracterizan por ser mucho más frágiles y maleables. Para el etnometodólogo, no existe un conjunto compartido de comprensión y significado que los miembros atribuyan al mundo que los rodea. No hay un sentido compartido de “desviación” que pueda ser llamados a ordenar el comportamiento extraño e inusual de los demás. Lo que los miembros de un grupo comparten son métodos para dar sentido. El acervo común de conocimientos de Schutz se reconceptualiza como un conjunto compartido de procedimientos interpretativos, actividades de sentido común, que se invocan y emplean continuamente Estos procedimientos permiten a los miembros producir relatos prácticos de individuos específicos involucrados en actividades específicas en el contexto de situaciones particulares. La desviación y las desviaciones emergen como designaciones particulares que brindan una comprensión práctica de situaciones de la vida cotidiana. Al construir un sentido de que personas particulares y situaciones específicas comportamiento están “fuera” de la norma, los miembros producen una comprensión compartida de t la realidad de la norma.

Al centrarse en cómo se construyen las etiquetas desviadas (significados simbólicos adjuntos a la conducta y las normas a través del trabajo interpretativo de los individuos en situaciones de la vida cotidiana), se puede considerar que la etnometodología, junto con la sociología fenomenológica, forman la base de otros enfoques interaccionistas de la desviación. Sin embargo, para los etnometodólogos la idea de una estructura social objetiva (estatus, roles, grupos, instituciones y el sistema cultural de significado, valores y normas que sustentan estos elementos) ya no se concibe como un determinante del comportamiento humano. Los etnometodólogos suspenden la creencia en (paréntesis) no solo en la realidad objetiva del mundo, sino también en la idea de que los miembros comparten estructuras de significado simbólico. Estructura social: conceptualizada como un logro momento a momento, y sus significados simbólicos se analizan como propiedades emergentes de la interacción humana. El proceso de negociar continuamente la imagen de los límites normativos mediante la realización de explicaciones prácticas de la conducta desviada que se convierte en el foco del etnometodólogo.

Dentro del enfoque etnometodológico es significativo un enfoque en cómo las limitaciones del contexto situacional, las biografías de los individuos involucrados y las demandas organizacionales impuestas a los actores interactúan con las características básicas del trabajo interpretativo para producir definiciones de comportamiento (desviación). Existe una variedad de procesos interrelacionados que los etnometodólogos analizan en relación con el trabajo interpretativo de los actores en situaciones cotidianas. La espiral de reflexividad e indexicalidad constituye el núcleo de su análisis. Los procedimientos y pautas interpretativas específicas, como la interpretación retrospectiva, las reglas de coherencia y economía, y la interpretación documental, se muestran como actividades básicas de las que surgen las comprensiones de la desviación.

Reflexividad

Una vez construidas, la comprensión de la desviación se convierte en parte del contexto del que surgieron. Las tipificaciones resultantes se explican en el contexto de las teorías de sentido común. Estas teorías, a veces arraigadas en la sabiduría popular, a veces arraigadas en la ciencia, centran la atención en la relevancia de las características específicas de las situaciones como claves para comprender el comportamiento.

La reflexividad expresa la comprensión del etnometodólogo de la (re) construcción en curso del significado y el sentido de continuidad que mantenemos en nuestro trabajo interpretativo. Una vez definida, una situación o persona “se convierte” en nuestro entendimiento en el “tipo” que hemos construido. La “realidad objetiva” de este “tipo” así creado se entiende paradójicamente como un producto de las características de la situación más que como nuestro proceso interpretativo (Pfohl, 1994: 357).

Teorías de la desviación, configuradas dentro del contexto histórico de entender al desviado como simplemente malo, perverso o malvado, o las concepciones más contemporáneas de enfermedad y dolencia; estructurar nuestras percepciones y permitirnos reconocer para los propósitos prácticos en cuestión el significado de los individuos y su comportamiento. Tales entendimientos, expresados ​​en terminología causal, conducen a la institucionalización de la respuesta social a la desviación. El hecho de que el abusador de menores sea electrocutado, castrado químicamente o monitoreado continuamente a través de Internet depende de las pautas interpretativas predominantes del momento. Cuando los funcionarios definen el tabaco como una droga, millones de fumadores se convierten en consumidores de drogas y se inicia una nueva campaña contra el consumo de drogas.

Aquí es relevante la preocupación fenomenológica por el significado subjetivo que la conducta tiene para el actor. La identidad (un sentido de orden dentro del individuo) se construye y encarna de manera similar a la apariencia del orden “ahí fuera” en la sociedad. El actor individual bien puede convertirse en el fenómeno desviado. Esta construcción social de la realidad produce el contexto de identidad y comportamiento individual (y grupal) a partir del cual emergen tipificaciones y teorías de sentido común.

Indexicalidad

El concepto central de indexicalidad centra la atención en el sentido (reflexivo) que le damos a una situación o actividad particular como producto de nuestras biografías personales (las experiencias y expectativas que aportamos a la situación) y los elementos contingentes de la situación. Fumar un cigarrillo de marihuana ‘significa’ una cosa para el principiante, otra para un usuario experimentado y otra más para un consejero de abuso de sustancias. La “realidad” de estar drogado adquiere un significado diferente dependiendo de si uno está entrando en un concierto de rock and roll o en un examen de cálculo. Las limitaciones y las señales situacionales moldean continuamente los procesos interpretativos. Las teorías del sentido común, las limitaciones de tiempo y lugar, las apariencias y las demandas prácticas del momento organizan la respuesta de un actor a situaciones particulares. La construcción de la desviación es siempre desde un punto de vista particular.

Sudnow (1965) describe cómo el contexto más amplio de la organización social de la oficina de un defensor público, así como las características específicas de los acusados ​​particulares, se cruzan para “permitir” a los abogados llegar a una comprensión de los comportamientos de los clientes como atípicos y que merecen un tratamiento especial, o típico: “delitos normales” que pueden procesarse mediante un conjunto de procedimientos estándar y negociación de culpabilidad. El significado de ser un criminal no está contenido en el acto que uno comete, sino que emerge del contexto a través del cual se interpreta el acto.

La espiral en curso de indexicalidad y reflexividad describe el contexto interpretativo central a través del cual se producen y aplican entendimientos tipificados de la desviación (etiquetas) como logros prácticos que conducen a relatos razonables de individuos particulares y su comportamiento dentro de los confines de situaciones específicas. Se considera que estos relatos configuran una respuesta social que genera nuevos contextos, tanto oficiales como no oficiales, y el proceso continúa.

A través de este proceso, las organizaciones emergen como definidoras y controladoras de la desviación, los individuos llegan a ser “entendidos” como desviados y, a menudo, los individuos llegan a verse a sí mismos como desviados. El componente importante aquí es que normalmente no vemos, o al menos olvidamos, que es a través de nuestro “trabajo” que se construye la realidad y nuestro sentido del yo. Llegan a adquirir un carácter natural que se da por sentado. (Ver también, Pfohl 1994:356-357)

Interpretación retrospectiva

La interpretación retrospectiva detalla un proceso particular en esta construcción social de la realidad. La idea aquí es que el significado de la conducta, en este caso la conducta pasada, y la importancia de los eventos pasados, se reevalúan continuamente en función de las exigencias de las situaciones actuales y los entendimientos tipificados. Lo que alguna vez fue quizás confuso o incluso simplemente irrelevante para nuestro entendimiento se ve bajo una nueva luz interpretativa.

El estudio de Garfinkel (1967) sobre los procesos de toma de decisiones del jurado sugiere que los miembros del jurado llegan a comprender la culpa o la inocencia a través de una variedad de señales situacionales. Habiendo llegado a este entendimiento, las pruebas presentadas en el curso del juicio se organizan de acuerdo con la conclusión a la que se llegó. Se mantiene la imagen de la toma de decisiones racional, pero los “hechos” se construyen para ajustarse a la conclusión (ver también, Pfohl, 1994: 358). El punto aquí es que una vez que llegamos a un relato particular (explicación) de una situación o persona (toma de decisiones basada en tipificaciones y categorías de sentido común vinculadas de manera indexada al contexto de la situación), reconstruimos reflexivamente nuestra comprensión del proceso para que nuestra decisión o la definición nos parece normal, natural y “real”.

Sacks (1972) hace una afirmación similar en su análisis de cómo se construyen las amenazas de suicidio a partir de las llamadas telefónicas de las líneas de emergencia. Al describir el proceso con su “regla de coherencia”, la información del pasado, así como la información recién encontrada, se interpreta como significativa dentro del contexto de la amenaza ahora conocida; Se ve que la conversación del individuo ha conducido a la amenaza desde el principio. Sacks amplía su análisis con el proceso interpretativo asociado que él llama la “regla de la economía”, que sugiere que una vez que los actores construyen una comprensión organizada de un evento en particular, dudan en tomar en cuenta explicaciones o construcciones en competencia (ver también, Liska y Messner, 1999:152).

El poder de estas construcciones cuando se expresan en un supuesto de comportamiento desviado puede ser tan abrumador como para moldear la identidad de un actor y llevarlo a su inmersión en un mundo de desviación. La identidad anterior, en el mejor de los casos, recibe el acento de la mera apariencia… Lo que él es ahora es lo que, “después de todo, fue todo el tiempo”. (Garfinkel, 1956: 422)

Erving Goffman (1963) analiza el proceso de interpretación retrospectiva como parte de la “carrera moral” de aquellos definidos por la desviación. Los entendimientos subjetivos generados a través de las experiencias actuales permiten “puntos de inflexión” durante los cuales… “el individuo estigmatizado puede señalar y elaborar retrospectivamente experiencias que (entonces) le sirven para dar cuenta de su llegada a las creencias y prácticas que ahora tiene con respecto a su propia clase y normales “(Goffman 1963: 9). Un evento incapacitante puede ser reinterpretado como una oportunidad para comenzar un nuevo camino en la vida, o una revelación inoportuna que conduce a un arresto se convierte en una “llamada de ayuda”. El individuo puede llegar a una nueva comprensión de su pasado que luego sirve para (re) confirmar el presente. De la espiral de indexicalidad y reflexividad surge un sentido de estructura. Esta estructura es un logro práctico basado en procesos interpretativos cotidianos y sirve para confirmar y elaborar identidades desviadas, subjetivamente para los individuos involucrados y objetivamente para las organizaciones que documentan y responden a estas identidades.

Interpretación documental

La interpretación documental, un caso especial que representa la estructura indexico-reflexiva de los procesos interpretativos, se refiere a un procedimiento a través del cual se entrega inmediatamente información (documentos); La apariencia, los informes policiales, los registros pasados ​​y otras tipificaciones se utilizan para inferir el significado y el motivo del comportamiento de los demás. “No sólo el patrón subyacente se deriva de sus evidencias documentales individuales, sino que las evidencias documentales individuales, a su vez, se interpretan sobre la base de ‘lo que se sabe’ sobre el patrón subyacente. Cada una se utiliza para elaborar la otra” (Garfinkel 1967: 78).

Tomamos selectivamente fragmentos de información, los presentados informalmente en interacción y los que forman parte del “registro oficial”, y construimos un relato razonable del individuo que luego parece confirmar la “lectura” de los documentos. Los miembros trabajan de ida y vuelta teniendo en cuenta documentos particulares que luego se consideran significativos dentro del contexto de las teorías de comportamiento de sentido común. Las teorías dirigen nuestra atención a documentos particulares y, a medida que se toman en cuenta estos elementos contextuales, adquieren significado. Rosenhahn (1973) muestra el funcionamiento de este proceso en el contexto de las evaluaciones psiquiátricas. Lo que de otro modo se vería como declaraciones anodinas acerca de cosas como discusiones ocasionales y azotes de niños, se interpretan como signos de un trastorno mental subyacente. La importancia emergente de estas declaraciones se desarrolla sobre la base de la suposición del trastorno mental subyacente del sujeto.

Desviación, negociación e imputación de motivo

A veces, el comportamiento se “normaliza”, se explica o incluso se ignora. Es probable que los miembros permitan ciertos tipos de comportamientos perturbadores asumiendo que la aclaración y la comprensión llegarán más tarde. Cuando no llega la aclaración o cuando el comportamiento es demasiado problemático, se produce una negociación. Los actores no siempre sucumben fácilmente al proceso de ser identificados como desviados. La construcción de una identidad desviada a menudo implica negociación y regateo. La información se presenta de forma selectiva. Los actores intentan permitir que otros vean el mundo desde su punto de vista particular. Se presentan y evalúan explicaciones. Los actores pueden negar la actividad intencional o presentar otros relatos racionalizadores; el consumidor de drogas roba para alimentar su adicción, es posible que una víctima “se lo haya ocurrido” o se puede presentar un evento como si hubiera sido un accidente.

¿Cómo inferimos si un acto específico fue planeado y elegido por un individuo en particular? La intención es un componente importante, aunque no específicamente necesario, para definir a una persona como desviada. Interpretar la conducta de un actor como determinada por fuerzas fuera de su propio control conduce típicamente a designaciones más o menos no desviadas (Jones y Davis, 1965). En el contexto de las teorías médicas modernas (de sentido común) del comportamiento, es más probable que las audiencias lleguen a interpretaciones de la enfermedad. Por otro lado, si la audiencia no puede aceptar el punto de vista de los actores, ni atribuir una causa a contingencias externas, entonces la intención desviada se convierte en una característica definitoria de la interacción.

Los “hechos” establecidos pasan a formar parte de la realidad indexical de la situación y dan forma reflexiva a la definición construida. La respuesta social al desviado, tanto formal como informal, se basa en la comprensión que surge de tales interacciones. Si no surgen definiciones desviadas, el actor en cuestión puede reintegrarse al grupo. Si se desarrolla la comprensión del individuo o el comportamiento como desviado, pueden sobrevenir procesos de exclusión, castigo o tratamiento. Los miembros actúan hacia los demás basándose en el significado construido a partir de la situación en cuestión.

Contexto organizacional

El proceso de construcción de imágenes de desviación y desviaciones tiene lugar en muchos niveles de interacción. En el nivel de la interacción cara a cara, la construcción de la desviación permite a los miembros explicar el comportamiento visto como problemático y organizar su vida diaria. En el nivel más formal de las organizaciones sociales, la desviación de identificación y control se convierte en una actividad práctica incrustada en las rutinas de la vida organizacional. Las demandas racionales de eficiencia, calculabilidad, predictibilidad y control estandarizado producen pautas interpretativas y sistemas categóricos que rutinizan aún más la construcción social de la desviación.

En este nivel formal, el proceso de negociación es tenso. Las categorías e intereses fijos de la organización influyen en el proceso de toma de decisiones. Visto a través de las limitaciones de la organización, una variedad de comportamientos se colapsan en encuestas estandarizadas (sobre el uso de drogas ilícitas que definen el uso durante 20 de los últimos 30 días como uso diario y no distinguen el “uso diario” en este nivel del uso múltiple en todo el país). día). Una vez confirmada dentro de cierto tipo, la acción del agente de control hacia el “desviado” está determinada por las rutinas prescritas de la organización del control social (Sudnow, 1965). Con base en este análisis, los relatos de desviación proporcionados por las agencias oficiales de control social (tasas de criminalidad, prevalencia del uso de drogas ilícitas, etc.) no son vistas por los etnometodólogos como información sobre la realidad de la conducta desviada, “…sino como indicadores y reflejos de las propiedades y rutinas organizacionales “(Liska y Messner, 1999:154).

Resumen

La perspectiva de la etnometodología sugiere que la desviación y lo desviado no existen independientemente de la construcción social del significado centrada en el contexto situacional de la vida cotidiana. El trabajo de los etnometodólogos forma una base para comprender cómo se crean y aplican etiquetas y categorías desviadas a través de los procesos sociales de interpretación, tipificación y negociación. Las cualidades y atributos de un individuo en particular se pierden o distorsionan a medida que se ubica dentro del contexto de una categoría particular de desviación. Su comportamiento e identidad llegan a representar la categoría de desviación, y la categoría de desviación, a su vez, se convierte en una explicación del comportamiento o identidad en cuestión.

Notas

1. Utilizo el concepto “sociologías normativas de la desviación” para referirme a aquellos enfoques que definen la desviación como la violación de las normas sociales y que buscan proporcionar un análisis causal de las fuerzas sociales que impulsan a los individuos a la violación de las normas. Las teorías tradicionales de tensión, las teorías del control social o de los vínculos sociales y las teorías tradicionales de la desorganización social reflejan este enfoque general.

Referencias

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Garfinkel, Harold. 1967. Studies in Ethnomethodology. Englewood Cliffs, NJ: Prentice-Hall.

________. 1956. Conditions of Successful Degradation Ceremonies. American Journal of Sociology, 61: 420-424

Goffman, Erving. 1963. Stigma: Notes on the Management of a Spoiled Identity. New York: Simon and Schuster.

Jones, Edward E. and Keith E. Davis. 1965. “From Acts to Dispositions: The Attribution Process in Personal Perception.” In, L. Berkowitz (ed.), Advances in Experimental Social Psychology, Vol. 2, New York: Academic Press.

Liska, Allen and Steven Messner. 1999. Perspectives on Deviance, 3rd ed., Englewood Cliffs, NJ: Prentice-Hall.

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Sacks, Harvey. 1972. “An Initial Investigation of Usability of Conversational Data for Doing Sociology.” Pp. 31-74 in David Sudnow (ed.) Studies in Social Interaction, New York: Free Press.

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